Hoy vivo en la oscuridad. Camino tanteando lo que me entrega el día: responsabilidades, rabia, amagos de sonrisas, tristeza, rastros de optimismo. Pero trato, lo intento, no me doy por vencida aunque duela su ausencia.
Sesenta días hace que se fue al otro lado del mar y la tormenta arrecia en mi cada vez que recuerdo su sonrisa cómplice. Ahora entiendo que la separación es un sentimiento que viene sin manual.
Papá, espero tu abrazo desde esta orilla. Todos los días. Te amo.
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