jueves, 28 de enero de 2010

La Teoría del Papel Celofan

Varios meses sin escribir son como una nube represada. Tanto que llover y tan poco viento a favor. Mis funciones de mamá a tiempo (casi) completo me postergan ese tiempo para verbalizar lo que vivo, lo que siento, lo que pienso, lo que me confunde a veces. No obstante, he aprendido que el silencio a veces es prudente. Lo visceral debe ser dosificado.
Acabo de quedarme pensando en estas dos ultimas frases: ser prudente y dosificar las emociones. Ja! Supongo que he madurado. No, "evolucionado" suena mejor. Pero, dejenme ver. Hago un ejercicio retro y resulta que siempre he sido así.
Y es que aquello de tener plena y total libertad , (para hablar, para amar, para trabajar, para crear, etc.) no significa que lo entregues todo, que lo develes todo. Creo que cuando eso sucede te quedas sin tu individualidad. Es decir si no dosificas, si no eres prudente con lo que tienes, con quien eres, desapareces. Es la Teoría del Papel Celofan.
En el musical de Broadway, "Chicago" (1975), un personaje llamado Amos Hart lo refleja muy bien en una de sus interpretaciones, (Mr. Celofan). Enamorado perdidamente entrega todo (y un poquito mas) hasta quedar completamente transparente. Todo mundo sabe que existe, que tiene un nombre, pero al final...nadie lo ve.
Supongo que en algún momento de mi vida yo he mutado en celofan. No lo recuerdo. Pero lo que si recuerdo es haber estado al nivel de cada uno de mi años; ni mucho, ni poco. Y es que estoy hablando de dosis de magia, de misterio, de ese "no se que" que tenemos y que vale oro en polvo. De eso que no podemos ir regalando por la vida a diestra y siniestra. Son esas pequeñisimas sorpresas las que hacen que la cotidianidad y la rutina no maten las relaciones, sean cual sean estas: amor, trabajo, familia, etc.
Creo que ha comenzado a llover fuera del parque y no parara hasta dentro de un buen rato...sin embargo la luna brilla aun mas que hace algunas lunas.